DESARROLLO DE LA INVESTIGACIÓN:

Realizamos las primeras entrevistas en profundidad con la conductora y su hija, la ocupante lesionada. Sus manifestaciones son coincidentes en las circunstancias inmediatas y posteriores al accidente, pero resultan dubitativas y poco convincente cuando se les interroga sobre los momentos previos, por ejemplo cómo se traslada la ocupante, y con quién, a la localidad donde sucede el siniestro. Las explicaciones sobre estas cuestiones resultan improvisadas y poco creíbles. El hecho de que no se hayan podido tomar las declaraciones por separado, al tratarse de madre e hija que residen en el mismo domicilio, no permite fijar el alcance de estas inconsistencias, pero refuerza las sospechas de fraude.

Por el relato de ambas, conocemos  la participación del padre de la lesionada, tomador de la póliza, que acude también al lugar del accidente en otro automóvil de su propiedad. Buscamos otra oportunidad para entrevistarnos con el tomador, sin la presencia de las ocupantes. En su versión encontramos la misma coincidencia en el relato nuclear y la inconsistencia en los hechos periféricos, por lo que reforzamos la necesidad de ampliar las gestiones a realizar.

Nos centramos entonces en analizar la información que podamos obtener de las asistencias que acudieron, grúa y servicio de taxi. Localizamos en primer lugar al taxista, que nos revela que en el lugar del accidente se encuentran, además del matrimonio y su hija, un joven no identificado, que parecía tener alguna relación con la familia. Con esta información, analizamos las imágenes facilitadas por el servicio de grúa, comprobando que, efectivamente, en una de ellas, se puede ver un hombre joven que no se corresponde con el tomador ni con las asistencias. La importancia de este dato proviene de la ocultación premeditada de la presencia del joven en el lugar del accidente por parte de la supuesta conductora, la lesionada, y su padre. La entrevista posterior con el gruísta que realizó el servicio nos deja claro que este olvido no es casual, lo que ya era poco probable, y nos identifica al joven desconocido como el yerno de la conductora, es decir, el novio de la lesionada. Los hechos ya toman forma para nosotros y estamos convencidos de que los verdaderos ocupantes del vehículo eran la lesionada y su novio que, tras el accidente, llaman a los padres de la lesionada que acuden en otro vehículo. 

Con toda esta información concertamos una nueva reunión con la familia asegurada, a la que exponemos los datos recabados, cuestionándola sobre la ocultación de la presencia del joven, y solicitando sus datos para su correcta identificación y entrevista. Ante las evidencias presentadas, el tomador y la supuesta ocupante lesionada, acuerdan renunciar por escrito a cualquier indemnización reconociendo la falsedad de las circunstancias declaradas, por lo que damos por finalizada la investigación.